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Crónicas Roleras #3
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Crónicas Roleras #3

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  • Publicadojunio 13, 2023

Fue en el año 2002 cuando con Martin craneamos nuestro primer juego de mesa (porque hay un segundo mucho mas cercano en el tiempo), llamado “Olimpo”. La idea de “Olimpo”, en esos lejanos tiempos convulsionados del país era la de un boardgame con casilleros con desafíos y tareas en las cuales nuestros héroes (Myst, Poltar y el resto de la banda) caían. Años pasaron hasta que descubrí Talisman que es mas o menos lo mismo pero bien hecho. 

La diferencia estaba en la creación de los personajes que recaía en cada uno de los muchachos del grupo y que tenían una tarea específica en una novela que yo iba a escribir. Si, a mis 17 años. Pueden imaginarse la calidad de ese panfleto. Casi sin recursos pero con imaginación, ganas y nerdismo, algo sacamos adelante y lo llegamos a testear con nuestros amigos en una ocasión muy especial y bizarra: la noche en que egresamos. Que sea claro. En el lejano comienzo de milenio, en el conurbano bonaerense de Avellaneda, no eran claras las diferencias entre un geek y cualquier ser humano. No ahí. No en esa época. Podías pasar la primera parte de la noche girando naipes y la segunda cantando “Vago Atorrante” en Rimbo. Y fue más o menos lo que sucedió.

Congregando

Después de la entrega de diplomas fuimos a comer a un lugar barato sobre Avenida Güemes en Avellaneda que muchos recordaran porque 1- está la segunda mítica Parrilla de El Tano (la primera está mas cerca del Docke) y 2- está el Alto Avellaneda. Comimos unos choris en “Cocodrilo”, pues así se llamaba el lugar, como el mítico boliche, y luego empezamos a preguntarnos como seguir.

-Yo no tengo plata- comentó Martín.

-Está la fiesta de egresados en “Punto de Encuentro”– comentó el Tartamudo que era el símbolo total de la dualidad. Geek (y mejor promedio) durante el día, y un ebrio inmundo bailantero durante la noche. Punto de Encuentro era un protobar que mas tarde sería alguna clase de referencia similar a bares de San Telmo y que por aquellos años sería sitio habitual de varios del grupo.

-En mi casa no hay nadie- avisó Adrian.

-…y podríamos ir a jugar unos truquitos- opiné yo.

-Me va- apostilló Martín que ya había avisado que estaba en cero.

Algo en absoluto anormal en las postrimerías del 2002, “La Era del Patacón”.

Un grupo de alrededor de ocho, donde también estaba Juan (1), conocido mundialmente como “Oca”, Norberto, buscado por la Interpol por el sobrenombre “Búho”, y algunos mas, partimos a lo de Adrián. Pero no llegamos todos. Tanto Juan como Norberto partieron a “Punto de Encuentro” con el Tartamudo y Aylín, casi la única representante femenina de nuestra party.

A casa de Adrián llegamos el susodicho, Martín, Pablo (que un mes después de terminadas las clases comenzaría a trabajar en el cibercafé) y yo.

Tras un par de partidas de Truco con Martín hubo una mirada encontrada. Recordamos ambos un detalle interesante.

-Adri, ¿Tenes el tablero?

Adrián, como Oca, vivían en casas cercanas al colegio. Eran un punto de reunión habitual en las rateadas así como en las horas libres o pre entrada. A casa de Adrián íbamos seguido porque tenía internet, una PC muy buena y Counter Strike 1.6 en un periodo donde era más común recibir tiros en la medianera.  También íbamos a nerdearla porque era el único con un mazo de Magic lo suficientemente amplio como para dividirlo en dos y que jugaran dos personas. O, por ejemplo, para testear “Olimpo”.

Adrián volvió de su pieza con un tablero de caja de cartón con números hechos a mano y un montón de hojas A4 arrancadas de nuestros cuadernos escolares. 

Cada hoja tenía una ilustración original hecha por el hermano dibujante de Martín. Myst, Poltar, Xandu y Prymus fueron repartidos a sus creadores.

Como conté en la primera Crónica, Myst era un choreo de Legolas, asi como Poltar lo era de Hulk. Lo de Xandu y Prymus era mas rebuscado. 

El primero, Xandu, era una suerte de mago mientras que Prymus era un guerrero cuyo nombre procedía de la banda de funk metal alternativo Primus de la cual Pablo era fanático. 

Eran pasadas las 2 AM cuando la jornada pretendía arrancar cuando en un desafortunado accidente ocasionado en parte por el exceso de alcohol, a Adrián se le volcó un vaso de cerveza sobre el tablero. 

Martín toma las riendas del desastre y dice:

-Lo que podemos hacer ahora, para hinchar las pelotas al menos, es usar los personajes que ya tiene sus armas y habilidades en una jornadita de rol usando la historia que estuvo escribiendo Hernán.

Lo cierto es que a mi, en lo particular, me daba cierta vergüenza lo que había redactado. No era ni por asomo algo decente. Y lo sabía a mis casi 18 años. 

-No importa eso boludo- corta Adrián –Es para joder un rato.

Alzo las manos resignado y comienzo a relatar.

La Media Tierra

“El delgado Myst abandona el Bosque de los Cerezos Quemados hacia el norte alertado por la amenaza que proviene de las mesetas volcánicas. Allí, en el Olimpo, se cierne un oscuro presagio.”

-Para- interrumpe Martín –¿Quién va a rolear a Myst? Si Hernán masterea no puede participar.

-Que sea un NCP y listo- respondo.

-NPC- corrige Adrián.

-PENESE- apostilla Pablo.

-Mmm…- Martín desconfía y luego acepta a regañadientes. Tiene razón pero aún no tiene claro como argumentarlo.

“En Portia, la aldea vecina al Bosque, su amigo Poltar acarrea barriles de leche de cabra sobre sus enormes hombros de bola de cañón. 

Es cerca de la puerta de la aldea que los ojos de Myst se entrecruzan con los de Prymus, un soldado a cargo de la seguridad de las inmediaciones. Prymus corre en su dirección opuesta y esta visiblemente preocupado.”

-¿Qué carajo me pasa?- pregunta Pablo.

-Eh…- dudo. Honestamente no tengo muy claro cómo seguir. La novela en cuestión no es para rolear una mesa, sino como un proyecto multimedia que acompaña a un juego de tablero con casilleros, y tareas y desafíos predeterminados. 

Martín, que ya ha leído algún manual de rol intercede.

-Como ustedes no leyeron las páginas de la novela que escribió Hernán, están medio en bolas. Ahora no tiene sentido que las lean. Hernán, explícales que está pasando.

Yo asiento y explico:

-Olimpo es medio como la Tierra Media de El Señor de los Anillos  y de repente han ido surgiendo señales de que un gran mago…

-…Como Sauron- agrega Martín.

-Está resurgiendo para COGERSELOS A TODOS.

-…Como Sauron- repite Martín.

-Resurgiendo significa que ya estuvo antes- señala correctamente Adrián.

-Como Sauron- decimos a dúo Martín y yo.

-Le hubieras puesto El Patrón de los Aritos a la novela y listo pedazo de ladrón- comenta Pablo.

-Es una inspiración- digo sin mucha confianza.

-Ok, y estoy preocupado por eso entonces.

Creaciones originales

-Claro, hay una tormenta lejana, los campos de cosecha se pudren, gente se muere medio de la nada. Es así: Myst es tipo un extraño en la aldea, vive ahí pero no se relaciona con nadie. No es ni querido ni odiado. Prymus en cambio es medio un héroe que cuida a las personas, un guerrero con espada bastante apreciado. Poltar es un gigante bueno pero muy fuerte que se banca todo.

-¿Y Xandu? ¿Mi mago?- pregunta Adrián.

-En la novela no apareció aún pero acá es distinto de El Señor de los Anillos porque para el personaje de Xandu no me basé en Gandalf, sino en Panoramix.

-¿Eh?- el desconcierto fue total para el trio.

-Panoramix es el druida de Asterix y Obelix. Mas que un mago de rayos y poderes típicos, es uno tipo de pociones, brebajes y marmitas. 

-Ok, pero ¿por qué?- interroga Adrián, no sin razón. 

-Porque me parece que el personaje de Gandalf está un toque quemado. Piensen que hace un año salió esa de Harry Potter y el personaje de Dumbledore es literalmente igual. 

-Bueno, pero convengamos que la base de todos esos magos es Merlín- explica  Martín.

-Justamente- interrumpo –¿Cuántos más así vamos a tener?

A mi favor, yo sabía que ninguno de los tres había leído las historietas de Asterix y Obelix y por lo tanto no conocían el aspecto de Panoramix que era el mismo de Merlín, Gandalf y Dumbledore. 

-Bueno, está bien, a mí no me jode en realidad- concede Adrián –Solo quería entender.

Todos aceptan y entonces prosigo incluyendo a Xandu en la narración aunque no tengo nada en papel.

“Dentro del bosque, Xandu revuelve un líquido espeso en su marmita”.

-¿Qué estoy revolviendo?- pregunta Adrián.

-Eso…- respondo -…Eso lo decidís vos.

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