Hace unas semanas surgió esta pregunta. Para responderla, supongo que deberíamos comenzar desde qué es una ideología. Rencillas personales o no aparte, probablemente deberíamos mirar su definición en la RAE: “Conjunto de ideas fundamentales, que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político”.
Dicho así, parece muy posible que permeen en nuestras partidas, ¿verdad? Si son ideas propias de una época y que incluso pueden ser de un movimiento cultural, puede ser bastante común hacer referencias o hasta que puedan estar detrás de la historia que se está contando entre todos.
Al margen de hacer una narración que lo integre intencionalmente o no, parece bastante seguro que será un elemento de buena parte de lo que juguemos aunque solamente haga eco del pensamiento de una época.
Entonces, ¿por qué esta pregunta?
Tristemente, por una razón bastante más superficial que lo que nos gustaría discutir, pero que vale la pena contar acá: nuestra celebración del 8M.
¿Qué tiene que ver la ideología con el rol? Todo y nada.
Desde hace cinco años se hace el evento anual Ludocrónicas: Girl Power. En él, todas las actividades están dirigidas por mujeres (cis, trans, y quienes se sientan representadas por el pronombre “ella”) y eso incluye las mesas de rol.
¿Significa esto que los demás no pueden participar? En lo absoluto. Todes son bienvenides. Solamente que como jugadores o en otros roles.
¿Entonces cuál es el problema? Ninguno.
O… eso creíamos.
Porque para algunos parece ser un ataque el que solamente dirijan mujeres. O, al menos, así lo plantearon. E incluso nos bajaron todas las publicaciones en un grupo.
Nada nuevo bajo el sol
No es primera vez que nos enfrentamos a problemas, aunque no dejan de asombrarnos.
Ya para el primer evento de este tipo nos enfrentamos a una serie de prejuicios: “no encontrarán suficientes narradoras porque no hay mujeres”, “todas las historias van a ser como novelitas rosas” y “las mujeres no saben de ciencia ficción”, fueron los que más se repitieron y los que inmediatamente se vieron expuestos como las mentiras que eran.
Nos faltó espacio para poner más mesas, seguramente ha sido el evento más gore que hemos tenido… y bueno, sí, hubo mesas sci-fi, incluso una escritora de este género entre las directoras de juego.
Parece de otro siglo, pero así fue, y, lamentablemente, sigue siendo. La buena noticia es que cada vez menos, o que se van transformando en reductos, mientras los espacios seguros avanzan.
Porque claro, los espacios seguros tienen mucho que ver con quienes se integran a estos pasatiempos. Atrás ha quedado el “las mujeres juegan rol para buscar pareja” o la condescendencia.
Las mismas mujeres que no “existían” se atreven a salir de donde se escondían por sentir las barreras que les ponían en nuestro pasatiempo, ya sea por acoso o porque les dijeran que ellas no sabían. Y se abre el espacio para nuevas roleras, cada vez con más fuerza.
Ya no somos unicornios.
Realmente, nunca lo fuimos. Seguramente, al igual que ellos, elegíamos a quienes nos acercábamos, nada más. Algunos siempre supieron que estábamos ahí. Otros, recién aprenden que también hacemos magia.
Fundadora de Ludocrónicas, donde se conjugan ñoñerías de todo tipo. Tradicionalmente, en juegos hemos tenido: rol, cartas, miniaturas y juegos de mesa.
